martes, 4 de abril de 2017

Un mal día

 ¿Alguna vez has tenido un día de esos en los que abres los ojos y sientes que necesitas volver a cerrarlos? Piensas que quizás no habrás dormido bien. Culpas a la almohada y a la cena. Cierras los ojos y duermes un poco más. Despiertas y ahora lo sientes, no hay nada por lo que salir de la cama. Tienes mil y una cosas por hacer, pero hoy solo te apetece estar en la cama, sola.

Cientos de dudas te recorren la cabeza, hoy solo ves problemas que dan mucho miedo. Aún así, no te queda mas remedio que levantarte. Situaciones cotidianas comienzan a provocarte ansiedad; te das por vencida y vuelves a la cama. Ya estás en tu zona de confort, ahora comienzas a estudiar tu pasado y curiosamente solo recuerdas los errores. Piensas en los últimos días, los repasas y buscas la causa de tu aflicción; se te ocurren unas cuantas.

Sales fuera, necesitas tomar aire fresco, hace un viento horrible, el cielo está gris y hace bastante frío ¿estará el mundo hoy en tu contra? Te distraes un rato pero al poco tiempo vuelven todos esos sentimientos, esa desidia, esa melancolía, ese pesar. Vuelves al cuarto.

Llega la noche, todo sigue igual; has pasado prácticamente todo el día deprimida y te maldices por haber desperdiciado el día. Ha sido un día de mierda y lo sabes, pero también eres consciente de que mañana volverás a tener otra oportunidad, volverá a salir el Sol. Decides encomendarte al dios Morfeo.

Siempre habrá días así, días difíciles que se hacen cuesta arriba. Pero… ¿y si no existieran esos días tan horribles? Es necesario recapacitar sobre esas acciones que te pesan, reflexionar si tienes lo que realmente quieres, si eres feliz y qué puedes hacer para seguir siéndolo o llegar a serlo. Sin esos días malos seguramente no apreciaríamos lo suficiente los buenos momentos ni las personas que nos hacen felices. Pide perdón, di te quiero, da las buenas noches y sigue aprendiendo segundo a segundo. No te agobies por el futuro; vendrá lo que venga, pasará lo que pase y tú seguirás empapándote de buenos momentos. ¡Siempre resurgirás de tus cenizas como el gran Fénix que eres!
Una inmortal


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